Descripción del video
“El buen consumidor” se refiere a aquellos ciudadanos que son considerados “funcionales” al sistema de mercado actual, que se basa en el Consumo cíclico y el crecimiento económico a expensas de la explotación de los recursos del planeta y la contaminación. A menudo, se nos presenta una imagen idealizada de lo que significa ser “un buen consumidor”, que incluye seguir las tendencias de moda, comprar productos de marca y estar al día con las últimas tecnologías. El marketing y la publicidad juegan un papel fundamental en la promoción de esta imagen y en la creación de una cultura del consumo que nos anima a comprar cada vez más.
Sin embargo, esta forma de consumo tiene graves consecuencias para el medio ambiente y para nuestra propia calidad de vida. La Obsolescencia planificada es un ejemplo de cómo se fomenta la compra frecuente de productos nuevos en lugar de reparar los que ya tenemos, lo que genera un enorme desperdicio de recursos y energía. Los créditos y las deudas a menudo nos llevan a sobreconsumir y vivir por encima de nuestras posibilidades, lo que a su vez puede llevar a situaciones de Estrés financiero y emocional.
Para ser un consumidor responsable y sostenible, es importante que reflexionemos sobre nuestros patrones de consumo para tomar decisiones informadas. Debemos cuestionar la cultura del consumismo y buscar alternativas más sostenibles. Estas incluyen la Economía circular, la compra de segunda mano o el apoyo a empresas socialmente responsables y sostenibles. “El buen consumidor” no es aquel que sigue ciegamente los patrones de consumo actuales, sino aquel que toma decisiones conscientes y responsables en función de sus valores y necesidades.
“El buen consumidor” se refiere a aquellos ciudadanos que son considerados “funcionales” al sistema de mercado actual, que se basa en el Consumo cíclico y el crecimiento económico a expensas de la explotación de los recursos del planeta y la contaminación. A menudo, se nos presenta una imagen idealizada de lo que significa ser “un buen consumidor”, que incluye seguir las tendencias de moda, comprar productos de marca y estar al día con las últimas tecnologías. El marketing y la publicidad juegan un papel fundamental en la promoción de esta imagen y en la creación de una cultura del consumo que nos anima a comprar cada vez más.
Sin embargo, esta forma de consumo tiene graves consecuencias para el medio ambiente y para nuestra propia calidad de vida. La Obsolescencia planificada es un ejemplo de cómo se fomenta la compra frecuente de productos nuevos en lugar de reparar los que ya tenemos, lo que genera un enorme desperdicio de recursos y energía. Los créditos y las deudas a menudo nos llevan a sobreconsumir y vivir por encima de nuestras posibilidades, lo que a su vez puede llevar a situaciones de Estrés financiero y emocional.
Para ser un consumidor responsable y sostenible, es importante que reflexionemos sobre nuestros patrones de consumo para tomar decisiones informadas. Debemos cuestionar la cultura del consumismo y buscar alternativas más sostenibles. Estas incluyen la Economía circular, la compra de segunda mano o el apoyo a empresas socialmente responsables y sostenibles. “El buen consumidor” no es aquel que sigue ciegamente los patrones de consumo actuales, sino aquel que toma decisiones conscientes y responsables en función de sus valores y necesidades.
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